

¿Quién se puede resistir a una banda cuyo leitmotiv es “LeadBreaker está en una misión para convertir el planeta en una tierra devastada con su Heavy Metal que hará que te tiemblen los huesos. ¡Con una atronadora y alimentada por energía nuclear sección rítmica que haría crecer la barba a un bebé y solos de guitarra que harán que se te despegue el papel de las paredes, y todo ello canalizado a través de una inagotable pasión, energía y ambición!”?
Formada entre 2017 y 2018 y con sólo dos discos en el mercado, uno homónimo editado en 2020 y otro editado en 2024 llamado “Overdrive” y que es el que nos ocupa hoy, esta banda originaria de Gävle, una ciudad del norte de Suecia de apenas 100.000 habitantes, está más allá de todo posible encasillamiento que el de “HEAVY METAL”. No cogen prestadas cosas de otros grupos de la época para hacer un heavy metal clásico. Nada de eso. Lo que ellos hacen no es sino canalizar a través de su visión todo aquel maravilloso heavy metal y lograr transportarnos cuarenta años al pasado, a aquel maravilloso 1984 en el que vieron la luz “Defenders of the faith”, “Stay hungry”, “Fistful of metal”, “Hail to England” y “Sign of the hammer”, “Crusader” o el inigualable “Powerslave” (y muchísimos más, fue un año TOTALMENTE ESPECTACULAR).











El caso es que me topé con ellos por casualidad navegando por Spotify y cuando le di al play de su álbum no me podía creer lo que escuchaba. Me transportó a cuando compraba las cintas de Accept o Stryper en esos stands de cintas de cassette en gasolineras y salas de videojuegos (vamos, los futbolines de toda la vida). Heavy Metal puro, sin destilar, con una producción justa para que suene todo en su sitio de forma más que correcta pero sin ningún tipo de alarde técnico ni “sacada de chorra” por parte del productor, temazos machacones pero melódicos, guitarras agresivas y que se complementan a la perfección, una voz fuera de este mundo y como bien dicen ellos mismos, con una base rítmica acojonante.

Es muy curioso como dependiendo del tema a veces te recuerdan a algunos grupos pero la gran, enorme, tremenda diferencia de Lead Breaker con otros grupos de Heavy Metal es que ellos siguen siendo originales y no se limitan a copiar los sonidos y estructuras de aquellas leyendas de hace cuarenta años, sino que por ejemplo en mi tema favorito del disco, la increíble “Omertà”, comienza con unos riffs y una composición que podría llevarnos a un primigenio power metal (como Running Wild) para después ejecutar un parón a media canción en el que el uso del hithat nos podría recordar a la batería de Nicko McBrain mientras el bajo parece tocado por el mismísimo Joey DeMaio, pero sólo para que justo después de un fill de timbales que podría estar sacado del Hail to England terminar con una pieza que podrían firmar Harrys, Murray y Smith pero sin dejar de lado esas voces agudas épicas y llenas de emoción. sencillamente, SUBLIME.

Otro de los ejemplos: el comienzo de “Hammer of vengeance” podrían haberlo compuesto Eric Adams y compañía, pero enseguida cambia a un tema de heavy metal clásico con tintes de “protopower” maravilloso, lleno de épica y con un uso de las guitarras que hace imprescindible su escucha en estéreo (olvídate de ese altavoz mono bluetooth de apenas 20 euros que compraste el black friday y ponte unos auriculares para poder apreciarlo en todo su esplendor.
Otro de los temazos de su disco «Overdrive» es sin duda «Riot«, un tema que va directo entre las cejas con unos riffs agresivos y efectivos que te hacen querer ponerla a toda hostia en el coche. Un tema de carretera cuyo estribillo sabe a cerveza, metal y libertad. ¿Se puede pedir más?
Para mi ha sido un auténtico descubrimiento, perdonad que me repita pero creo que LeadBreaker es una banda que rinde tributo a todos esos grupos que les han inspirado a lo largo de los años pero sabiendo dar su toque personal. Ojalá verlos por España en algún momento.
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