La sonrisa del mal (La Valle Dei Sonrisi)

(Italia, Paolo Strippoli, 2025)

“Remis es un pequeño pueblo enclavado en un valle aislado en las montañas. Sus habitantes son excepcionalmente felices. Parece el destino perfecto para el nuevo profesor de educación física Sergio Rossetti, atormentado por un pasado misterioso. Al poco tiempo de llegar, el profesor descubre que tras esta aparente serenidad se esconde un ritual inquietante: una noche a la semana, los aldeanos se reúnen para abrazar a Matteo Corbin, un adolescente capaz de absorber el dolor ajeno.”

Esta película me tiene dividido. Por un lado me pareció una historia muy interesante sobre la culpa, la expiación y la religión, pero por otro me pareció una película aburrida y un puntito pretenciosa. Como un intento italiano de hacer una película que encaje en esa absurda etiqueta que se han inventado algunos para que no les penalice en el ranking de gafapastas ver películas de terror llamada “elevated horror” y además circunscribiéndola al “folk horror”, de manera que se sienta como un Midsommar (Midsommar, Ari Aster, 2019) en un borghi.

La película funciona bastante bien en general pero creo que esa cocción lenta de la acción le lastra más de lo que la historia soporta. No suelo recomendar ver trailers, pero si veis el de esta película notaréis que la banda sonora es el “Mr. Sandman” (The Chordettes, 1954) ralentizado, con reverb adicional y con pausas de silencio, para acabar en una traca final de imágenes a golpe de efecto de sonido contundente. Bueno, pues eso es esta película, más de una hora cuarenta y cinco minutos de ralentización con un final mucho más dinámico pero al que llegas cansado. Quizás si alguien me hubiese advertido de este ritmo la habría disfrutado más, ojalá sea tu caso.

En cuanto al mensaje la película va más allá de la expiación individual; es una alegoría sobre la felicidad colectiva y el precio moral que la comunidad está dispuesta a pagar por conseguirla, depositando todo su trauma en un inocente para mantener su frágil serenidad. ¿Rechazarías tu dolor a cambio de perder un poco de tu humanidad?

Lo que sí me encanta de esta película es la fotografía, muy cuidada y muy diferenciada entre las tomas de la vida cotidiana del pueblo y las tomas que tienen lugar en el “santuario” donde se celebran los encuentros con Matteo. También las interpretaciones están a alto nivel, la película es que realmente no está mal, pero ese ritmo…

¡Ay, ese ritmo!

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